lunes, marzo 21, 2005

Generación Prozac

Image hosted by Photobucket.com
Cuando alguien me habla de Prozac me acuerdo de mi (ex) novio. Lo tenía todo para ser feliz, y para hacerme feliz, pero el destino quiso soplar en contra y así fue. A raíz de empezar a fumar hachís y tomar algún que otro tripi, desarrolló un cuadro psicótico que degeneró en una esquizofrenia severa, y yo tuve que asistir como espectadora accidental a su progresiva degeneración, a su muerte en vida. Luché por intentar que mejorara, o para evitar que empeorara, pero de nada me sirvió, y poco a poco noté como se iba alejando de la realidad para recluirse en un mundo autista de sombras y paranoias. Hace ya varios años de esto, a veces voy a su casa, a intentar verle, digo intentar porque él se encuentra recluido en su habitación, haciendo dibujos extraños y escribiendo textos que sólo tienen sentido para él. Su madre me cuenta que no sale de casa, porque tiene agorafobia, que no quiere ver a nadie, ni siquiera a mí, porque le da vergüenza que le vea tan hinchado por culpa de la medicación. La última vez que fui se encerró en el baño y echó el pestillo. Así que me quedé en el salón, escuchando los lamentos y confesiones de una madre rota, disimulando mi dolor e intentando insuflarle ánimos. “Se pondrá bien, es cuestión de tiempo…”. Mentira. Nunca se pondrá bien, ya lleva tres años así, lo han ingresado varias veces y no han podido hacer nada, le han cambiado la medicación cien veces y no logran sacarlo del pozo.
Al poco tiempo de dejarlo, porque era una situación insostenible y muy dolorosa para mí, encontré una carta suya en el buzón, una carta que cerraba con estas palabras:
“No se por qué las cosas bonitas acaban de maneras tan tristes, pero si de algo sirven, es para recordarlas”.
Probablemente, sus últimas palabras de lucidez. Pero por más que intento darle un sentido positivo a esta frase, no puedo evitar derrumbarme cuando me viene a la memoria.
Tanto lo bonito como lo horrible se acaba, porque en esta vida todo es pasajero, pero siempre es preferible hacer hueco a los buenos recuerdos y enterrar los que nos han hecho sufrir.Cuando releo la carta de Alex, no me parecen las palabras de un loco, sino la confesión de derrota de una persona sabia, pero débil, que no supo derrotar a su peor enemigo, que en este caso, era él mismo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,se que una reflexión asi cuesta vomitarla,espero que al menos te sientas mejor ahora.Yo tambien he pasado por algo así y se que es duro tener y perder algo sin saber bien por que te ocurre.
Me alegro que estés tan bien ahora.

Besos mil donde mas te guste.

sedo

Anónimo dijo...

Ánimo niña,la verdad es que debe de ser una situación muy dura pero a seguir mirando al frente,que tu eres una chica "dura de pelar" como decía Rebeca.Besos

Anónimo dijo...

Me acabas de dejar alucinado con este texto.
Te conocía de los FoloLogs y tras esa máscara de "show-girl", acabo de vislumbrar un corazón enorme.
Besos.

Man

Anónimo dijo...

la verdad es q en mi entrada a la adolecencia algo similar me ocurrio, pero q supere y hoy en dia estoy lleno d sueños q se q voy a cumplir, pero voy a ahacer todo para poder. y me converti en una persona muy feliz
pero mi problema radica en una persona, q kiero mucho, q me gusta mucho, y q tiene este problema, esta medicada, se encierra y cree ser feliz asi, pero la rutina y encierro d años la hacen creer q esa es vida para ella.
asiq trato d entenderla, pero voy a poner toda mi voluntad en sacarla d ese trance.